domingo, 27 de febrero de 2011

La prevención de la obesidad empieza en el útero

Sabemos que el ambiente (nutricional entre otros) en el que el embrión humano se desarrolla da lugar a cambios que perduran toda la vida tanto en nuestra morfología (apariencia) como en nuestro metabolismo, es decir en lo que técnicamente se conoce como nuestro fenotipo.

La relación entre la 'calidad' de nuestro ambiente intrauterino y el riesgo posterior de enfermedades cardiometabólicas fue popularizada por David Barker al final de la década de los 80 en el Reino Unido. En una serie de estudios epidemiológicos alrededor del mundo, este científico observó que aquellos niños nacidos tanto con bajo como con alto peso para su entorno expresaban décadas más tarde un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a un aumento en sus factores de riesgo, entre los que se encuentran la obesidad.

Estas observaciones están en consonancia con la doctrina aristotélica de que "la virtud consiste en saber dar con el término medio entre dos extremos"; algo con lo que nos hemos encontrado, casi sin excepción, en el campo de la nutrición.

Por encima de la genética

La evidencia actual apunta a que la epigenética es el mecanismo molecular por el que el ambiente de la madre, en su sentido más amplio, puede aumentar el riesgo de obesidad del recién nacido décadas más tarde. Pero, ¿qué es la epigenética? El término viene, como tantos otros relacionados con la biomedicina, del griego y literalmente quiere decir 'por encima de la genética'. Se refiere a los procesos que inducen cambios en la expresión de nuestros genes sin alterar la secuencia de nuestro genoma. La epigenética es esencial para determinar cuándo y dónde se expresan nuestros genes y, por lo tanto, define nuestro fenotipo.

Una manera de simplificar este concepto sería pensar en el genoma de la manera que siempre se nos ha mostrado, es decir como una serie larguísima de letras juntas (ATCG) sin solución de continuidad y que, página tras página, contienen la clave de nuestro código genético.

La epigenética sería el escritor o el editor que, utilizando los elementos de la escritura (acentos, tildes, capitalización, espacios, comas, puntos, paréntesis, exclamaciones, etc.) da sentido y orden a estas letras para que puedan ser leídas e interpretadas correctamente en cada momento.

Todos sabemos que los significados de una frase pueden ser totalmente distintos en función de dónde coloquemos las letras y los signos de puntuación. Con la epigenética ocurre lo mismo: sin cambiar la secuencia del ADN se pueden añadir elementos (conocidos como metilación del ADN, modificación de histonas y microARNs) que pueden cambiar totalmente su expresión y, por lo tanto, su significado.

En resumen, la nutrición y el ambiente en general al que está expuesta la madre actúan como mensajeros para definir el epigenoma del feto con la intención de 'prepararlo' al ambiente que debe esperar tras su nacimiento. Por lo tanto, la prevención de la obesidad comienza con nuestra madre incluso antes de que veamos la luz del día. A este respecto, y desde el punto de vista preventivo, es importante resaltar que el tiempo es importante.



En este caso, la evidencia nos viene de los estudios que se están llevando a cabo en individuos que fueron expuestos durante su periodo fetal a la hambruna que tuvo lugar en Holanda en el invierno del 1944-45.

Aquellos individuos, cuyas madres fueron expuestas a la hambruna durante la concepción o durante el primer trimestre del embarazo, exhiben en el momento actual más obesidad y enfermedad cardiovascular que aquellos cuyas madres fueron expuestas a la hambruna durante el segundo o tercer trimestre.

De ahí la importancia de mantener buenos hábitos alimenticios en todo momento, y especialmente si se planea concebir y durante las primeras semanas del embarazo. Esto incluye también otros hábitos como el consumo de bebidas alcohólicas y el tabaquismo, sobre cuyos efectos en el epigenoma existe evidencia sólida.

Podría parecer que ponemos todo el peso del problema sobre la madre, pero, recientemente este concepto ha cambiado de forma sorprendente con la demostración de que la dieta del padre también influye sobre el riesgo de obesidad de su descendencia. Aunque los detalles están todavía por clarificar, los mecanismos epigenéticos también estarían implicados.

Algunos podrían pensar que, por lo que respecta a la obesidad y a otras enfermedades metabólicas, cuando nacemos está todo dicho y hecho y lo único que podemos hacer esperar a que se desarrollen los acontecimientos.

Sin embargo, al igual que ocurría con el componente genético de la obesidad, también podemos influir a lo largo de nuestra vida sobre el componente epigenético, ya que las modificaciones introducidas en nuestro epigenoma durante nuestra vida fetal son potencialmente reversibles con la adopción de hábitos saludables.

Esto viene a demostrarnos de nuevo que, en la controversia acerca de los orígenes genéticos o ambientales de la obesidad, la solución no está en los extremos, sino en su intersección. En nuestras manos está el prevenir no sólo nuestra propia obesidad, sino también la de nuestros descendientes.

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Jose Mª Ordovás es director del laboratorio de Nutrición y Genómica del USDA-Human Nutrition Research Center on Aging de la Universidad de Tufts (EEUU), profesor de Nutrición y Genética e investigador colaborador sénior en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (Madrid).

Investigación Amplía las Posibilidades Dietéticas de las Microalgas

Una investigación andaluza amplía las posibilidades dietéticas de las microalgas


Expertos de las Universidades de Huelva y Sevilla, en colaboración con investigadores de varios institutos y universidades de Lisboa (Portugal), han participado en un proyecto internacional cuyos resultados, aparecidos en la revista 'Food Hydrocolloids' bajo el título 'Microalgae biomass interaction in biopolymer gelled systems', apuntan a una ampliación de las posibilidades dietéticas y nutricionales de las microalgas.
Investigadores andaluces han trabajado en el diseño de "nuevas estructuras alimenticias" adicionando muestras de 'Spirulina' y 'Haematococcus' a una base tipo gel de proteína de guisante, carragenato y almidón. Así, establecen una interesante alternativa vegetariana a los postres lácteos.




Según Antonio Guerrero, se ha realizado la caracterización de los sistemas tipo-gel. "Este paso es importante para entender el papel de los componentes", apunta el investigador, que menciona que este sistema quedaría validado en alimentos como puddings.

A través de su estructura le vamos añadiendo cualidades. En general, se puede contribuir el valor nutricional de los alimentos y de utilización de una biomasa que existe y que no se está utilizando, asegura.

Desde la Universidad de Huelva, el catedrático de Ingeniería Química José María Franco, resalta que las diferentes microalgas estudiadas presentan diversas ventajas, no sólo nutricionales, sino que también poseen propiedades antioxidantes y pueden reforzar las propiedades del gel mediante sinergias con las proteínas o con diferentes hidrocoloides.

La comunidad de probióticos pide que se les reconozca como tal

El grupo formado por académicos de salud intestinal (www.gut-health.eu) está solicitando una reunión con funcionarios de la CE para discutir el tratamiento de las declaraciones de salud intestinal, con el fin de que se les retire de un sistema que afirman que no es apropiado para examinar la investigación académica en el área.




Mercado de pre y probióticos crece 12,5%

Uno de los fundadores del grupo, Ger Rijkers, PhD del Centro Médico Universitario de Utrecht, en Holanda, afirmó que el grupo quería que los probióticos se retiren del sistema, como ha sucedido con los botánicos, que la CE retiró del proceso el año pasado para ser examinada de nuevo en algún momento en el futuro.

La firma legal Hogan Lovells LLP International dijo que algunos de sus clientes habían estado haciendo preguntas acerca de ideas similares.

La firma sostiene que lo que están pidiendo es una mayor transparencia y orientación acerca de los expedientes, que afirman que no existe en este momento, por lo que están considerando opciones como la eliminación de los probióticos en el proceso o desafiar algunos aspectos de la regulación en los tribunales.

143 científicos de la salud intestinal de más de 28 países han firmado la petición del grupo para el cambio en el sistema que sienten que está socavando la investigación en el area de los pre y probióticos. La firma presentará algunas de estas ideas en una conferencia de declaraciones de propiedades saludables en Bruselas la próxima semana, donde explorará algunas de las consecuencias jurídicas de interpretación de la regulación por parte de la EFSA (Autoridad Europea de Salud Alimentaria), y qué posibilidades existen de modificar esa interpretación.

Agrega que la EFSA no es legalmente responsable de las opiniones de las declaraciones de salud que emiten, sino la CE, que se ocupa de esas opiniones, así que hay varias ideas acerca de cómo se puede hacer la a EFSA más responsable de las opiniones, posiblemente a través de nuevas directivas de la CE.



Agregó también que los probióticos se encuentran en una situación similar a los productos botánicos, un sector que logró un cambio significativo en su tratamiento en el sistema a través de un diálogo exitoso con los reguladores.

Un prominente proveedor de probióticos declaró después del encuentro de la salud intestinal e inmunológica en Amsterdam convocada por la EFSA el año pasado, que la industria de los probióticos y la academia, unen fuerzas para ventilar mejor sus inquietudes en diversas instituciones de la UE.

Infarto cerebral a los 30

Fuente: El Mundo, España

La hipertensión y el colesterol provocan cada vez más ictus en jóvenes

El consumo de drogas como la cocaína también contribuye a este aumento

Hasta hace pocos años, los ictus isquémicos o infartos cerebrales se asociaban casi exclusivamente a personas de avanzada edad, que arrastraban varias complicaciones antes de sufrir este accidente vascular. Sin embargo, la tendencia está cambiando a marchas forzadas: cada vez más pacientes jóvenes, entre los 35 y los 55 años, presentan este problema, debido en buena parte a la proliferación de malos hábitos que van desde una nutrición insana hasta el consumo exacerbado de cocaína y otras drogas.

Así se desprende de varios estudios que se acaban de presentar en la Conferencia Internacional del Ictus 2011, celebrada en Los Ángeles (EEUU). Por una parte, se registran cada vez menos ingresos hospitalarios por accidente cerebrovascular entre la población de avanzada o mediana edad, de acuerdo con un estudio realizado por los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC) de EEUU. Sin embargo, la tendencia entre los jóvenes es exactamente la contraria: cada vez sufren más infartos cerebrales.

El mayor incremento en las hospitalizaciones se produce entre los 15 y los 34 años, edades a las que estos problemas siguen siendo muy poco comunes. El informe ha comparado datos de los años 1994-1995 con otros más recientes, de 2006-2007. El resultado es que las tasas de ingresos por ictus descienden a partir de los 45 años de edad, mientras que se incrementan por debajo de esa edad tanto en hombres como en mujeres, para volver a descender en niños menores de cuatro años.

Tasas de ingresos

Entre los pacientes en edad escolar y adolescentes (hasta los 14) se ha observado un aumento del 31% en niños y del 36% en niñas. Entre los 15 años y los 34, el incremento ha sido del 51% en hombres y del 17% en mujeres. Para pacientes entre 35 y 44 años, el porcentaje aumentaba un 47% en hombres y un 36% en mujeres. A partir de esa edad, cuando los casos de ictus son ya mucho más frecuentes, la tasa de hospitalizaciones ha descendido durante estos años.

Por el momento, se trata sólo de cifras en crudo y no es posible extraer de ellas cuáles son las causas que han provocado el cambio de tendencia. Sin embargo, los autores del estudio sospechan que los malos hábitos de los jóvenes, sobre todo alimenticios, pueden hallarse tras estos resultados: "Creo que el papel de la obesidad y la hipertensión puede estimular un gran debate. Pero, por desgracia, ahora mismo no podemos aventurar cuáles son las causas", reconoce el doctor Xin Tong, uno de los firmantes de la investigación.

Otro análisis estadístico que se ha presentado en la Conferencia de Los Ángeles revela una tendencia igualmente preocupante, observada también en los pacientes más jóvenes. El 21% de las personas que han sufrido un ictus con menos de 35 años consumía sustancias ilegales como la cocaína o la marihuana, según un estudio realizado en las regiones de Cincinnati y Kentucky del Norte (Estados Unidos) y que ha tenido en cuenta tanto infartos cerebrales como ictus hemorrágicos (provocados por aneurisma o rotura de vaso sanguíneo).



Incrementos paralelos

La incidencia de estos accidentes cerebrovasculares sobre la población más joven se ha incrementado en los últimos años en esa zona, al igual que lo ha hecho, según muestra el estudio, el porcentaje de pacientes que o bien reconoce haberse drogado, o bien ha mostrado rastros de haberlo hecho en los análisis de orina.

"La cantidad de pacientes de ictus que presentan un uso de drogas ilegales no es trivial", argumenta el investigador Felipe de los Ríos, principal autor del estudio, desde el Instituto de Neurociencia de la Universidad de Cincinnati. En los periodos desde 1993 a 2005, en los cuales se analizó a los pacientes, el consumo de tabaco y alcohol permaneció estable, mientras que el de drogas como la cocaína, la marihuana y el crack aumentó, lo que podría explicar, según De los Ríos, el incremento paralelo de ictus entre los jóvenes.

Los datos son extrapolables a nuestro país sólo hasta cierto punto, de acuerdo con los expertos consultados. "En España estamos más preocupados por un mal control de factores de riesgo como la hipertensión

El ejercicio frena la pérdida de memoria

Fuente: El Mundo, España
Andar 40 minutos tres días a la semana aumenta el tamaño del hipocampoNo hay que parar quieto, se tenga la edad que se tenga, sobre todo si se desea mantener 'intactos' los recuerdos. No es la primera vez que un estudio constata que el ejercicio físico ayuda a preservar la memoria, pero sí es de los pocos en los que han intervenido pruebas de imagen cerebrales para constatar que el deporte aumenta el volumen de las zonas cerebrales relacionadas con esta función cognitiva.

También eleva los niveles de factor neurotrófico derivado del cerebro
La plasticidad de ciertas zonas cerebrales se mantiene pese al paso del tiempo






Arthur Kramer, autor principal del estudio y director del Instituto Beckman en la Universidad de Illinois (EEUU), asegura que "los datos obtenidos son particularmente interesantes porque constatan que incluso pequeñas cantidades de ejercicio realizadas por las personas mayores sedentarias pueden mejorar sustancialmente la memoria y la salud cerebral . Y esta mejoría puede tener importantes implicaciones en la salud de los ciudadanos de las naciones en las que el envejecimiento se está expandiendo."

De la misma opinión se muestra Julio Sanjuan, del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), quien en declaraciones a ELMUNDO.es reconoce que "la investigación, realizada con la metodología correcta, es muy interesante".

El deterioro del hipocampo (la estructura del cerebro que involucra la formación de todos los tipos de memoria) se reduce un 2,1% anual en los adultos mayores sin demencia, y esta pérdida de volumen aumenta el riesgo de deterioro cognitivo. "Las estrategias para combatir el deterioro del hipocampo y, por tanto, de la memoria, se han convertido en un tema prioritario en los últimos años desde la perspectiva científica y de salud pública. La actividad física, como el ejercicio aeróbico, se ha convertido en un tratamiento prometedor de bajo coste que mejora la función neurocognitiva y que es accesible a todas las personas mayores sin contraindicaciones específicas", destacan los autores en su estudio, publicado en 'Proceedings of the National Academy of Science'(PNAS).



Un 2% más de volumen cerebral

En el trabajo han participado 120 personas con más de 55 años, sedentarias y sin demencia. La mitad de ellas anduvo 40 minutos al día, tres veces por semana; mientras que el otro grupo se limitó a realizar ejercicios tonificantes. Antes y después de esta intervención todos los participantes se sometieron a una resonancia magnética.

Los datos revelan que las personas que practicaron ejercicio "experimentaron un aumento del volumen del hipocampo izquierdo y derecho del 2,12% y 1,97% respectivamente durante el primer año de entrenamiento, mientras que el grupo control obtuvo una disminución de esta zona cerebral de entre el 1,40% y 1,43%, en el mismo periodo de tiempo", se insiste en la investigación.

Se suman a ellos los obtenidos en los test de memoria espacial. Las pruebas que se realizaron a ambos grupos en tres intervalos de tiempo destacan que aquéllos que realizaron ejercicio mejoraron en la función de la memoria, un beneficio asociado al incremento del tamaño del hipocampo. Asimismo, se evaluaron ciertos biomarcadores asociados con la salud cerebral, como el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF, sus siglas en inglés), cuyos niveles en sangre aumentaron de forma significativa entre los que caminaron tres veces a la semana.

Plasticidad cerebral

El científico Kramer y su equipo resumen el estudio alegando que "el hipocampo sigue siendo plástico a finales de la edad adulta y que el ejercicio moderado es suficiente para mejorar su volumen. Lo que se traduce en una mejora de la función de memoria y en una mayor concentración de BDNF. Estos resultados indican claramente que el ejercicio aeróbico es neuroprotector y que iniciarlo en la edad adulta es útil para mejorar o aumentar la cognición o el volumen cerebral".

Para el doctor Sanjuan es "curioso que no se mencione que esta función del ejercicio sobre el hipocampo y el BDNF, es exactamente la misma que realizan los fármacos antidepresivos; de hecho, el ejercicio físico es un reconocido tratamiento preventivo en algunas depresiones. También la psicoterapia puede modificar la neuroimagen cerebral (funcional y morfometría). Es decir, que los datos en conjunto sugieren que hay una gran plasticidad cerebral que puede modificarse por diferentes vías: como la química (antidepresivos); con la palabra (psicoterapia) o, simplemente, con el ejercicio físico".