domingo, 30 de diciembre de 2012

La Microbiota Intestinal y su relación con la Obesidad


LA IMPORTANCIA DEL EQUILIBRIO DE LA FLORA INTESTINAL EN EL DESARROLLO Y PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD

Últimas investigaciones confirman que individuos con obesidad presentan cambios en la composición de su microbiota, siendo la alteración una posible causa de la misma enfermedad.

La evidencia con modelos animales sugiere que las alteraciones en la microbiota intestinal en la obesidad conlleva menor gasto energético y mayor almacenamiento de grasa en el organismo, una alteración en la liberación de enterohormonas, aumenta la permeabilidad intestinal y la endotoxemia metabólica.

El tratamiento adecuado con pre- y probióticos puede revertir los efectos metabólicos relacionados con una microbiota alterada en pacientes con obesidad. La microbiota intestinal se convierte así en una diana terapéutica nutricional para el control y prevención de la obesidad y sus trastornos asociados.

La microbiota intestinal del ser humano se estima que está formada por 1013 a 1014 microorganismos, que en su conjunto forman el microbioma, con al menos 100 veces más genes que el genoma humano (Eckburg et al, 2005; Gill et al, 2006).

La microflora intestinal de un adulto contiene cientos de millones de bacterias diferenciadas en más de 400 cepas. Cada bacteria tiene el tamaño de una célula y forman el 40-50% del peso de las heces.

Cuando nacemos, el intestino es estéril, pero inmediatamente es colonizado por bacterias tanto de origen materno como del ambiente y su complejidad aumenta a medida que se van incorporando alimentos sólidos.
Aún hoy desconocemos el papel de la microbiota intestinal en la salud y sus diversas funciones, como la renovación del epitelio intestinal, la inmunomodulación, la motilidad gastrointestinal y el metabolismo de nutrientes y fármacos. La microbiota intestinal tiene funciones metabólicas importantes como ayudar a eliminar las toxinas y sustancias carcinógenas, sintetizar micronutrientes, fermentar sustancias alimentarias no digeribles, ayudar a absorber determinados electrolitos y minerales traza, y apoyar al crecimiento y diferenciación de enterocitos y colonocitos para la producción de ácidos grasos de cadena corta (SCFA; Macfarlane and Macfarlane, 1997; Zoetendal et al., 2001;Ouwehand et al., 2002; Stappenbeck et al., 2002). Por último, una microbiota intestinal saludables ayuda a prevenir la colonización por bacterias patogénicas como son Escherichia coli, Clostridia, Salmonella, y Shigella species.

La composición de la microbiota intestinal del adulto ha sido bien estudiada, siendo hoy el método metagenómico el considerado el más adecuado (Eckburg et al., 2005; Gill et al., 2006). Este estudio reconoce las diferentes comunidades microbianas a partir del análisis de los diferentes genomas que contiene la muestra (fecal), su secuencia, composición y/o función.

Se ha observado que predomina la clase Bacteroidetes y la clase Firminicutes, con más del 90% de la microbiota total, mientras que Actinobacteria, Proteobacteria y Fusobacteria representan las clases subdominantes con un 5, 8 y 1%, respectivamente (Candela et al., 2010).

Phyla
Representative genera
Bacteria
Firmicutes
Ruminococcus
Clostridium
Peptostreptococcus
Lactobacillus
Enterococcus
Bacteroidetes
Bacteroides
Proteobacteria
Desulfovibrio
Escherichia
Helicobacter
Verrucomicrobia
Actinobacteria
Bifidobacterium
Cyanobacteria
Synergistes
Archaea
Euryarchaeota
Methanobrevibacter
Fuente: DiBaise et al., 2008

También difiere el grupo predominante en los diferentes tramos del intestino, siendo habitual encontrar Streptococcus en el yeyuno, y Bacteroidetes y Firmincutes en el ileum distal, colon ascendente y recto.
La composición de la flora es única para cada individuo debido a diferentes factores como la genética, los hábitos alimentarios, el estado de salud inmunitaria, las infecciones, trastornos gastrointestinales, el uso de antibióticos y otros fármacos, así como la composición de la flora materna durante la gestación y lactancia (Ley et al., 2005).

La relación entre nuestros hábitos alimentarios y la composición de la microbiota intestinal está más que demostrada, así como sus efectos en  las actividades metabólicas de los microorganismos que la componen.
Últimas investigaciones han demostrado que las personas con obesidad tienen una microbiota intestinal diferente en relación con las personas delgadas, y que la microbiota influye en la absorción de nutrientes y regulación energética del organismo. Por lo que se cree que el equilibrio de la microbiota intestinal tiene un papel clave tanto en la prevención como control de la obesidad.

Mecanismo propuesto donde la alteración de la flora del intestino junto a una dieta alta en grasa y baja en fibra dietética altera el equilibrio de la microbiota, promoviendo la endotoxemia metabólica, el aumento del almacenamiento de grasa y disminuyendo la sensibilidad a la hormona insulina (Cani and Delzenne (2009)




En el desequilibrio de la microflora intestinal más extremo, podemos desarrollar graves enfermedades digestivas, el crecimiento y desarrollo de los pólipos, el cáncer de colon y la toxemia corporal en general.
Posibles síntomas de la disbiosis:
-         Meteorismo
-         Hinchazón
-         Gases
-         Heces malolientes y oscuras
-         Estreñimiento
-         Desarrollo de un colon irritable
-         Divertículos
-         Pólipos
-         Enfermedad de Crohn
-         Cáncer de colon

Después de una comida, los alimentos, nutrientes y derivados, se demoran unas 36 horas en llegar desde la boca hasta el ano. Si este tiempo se prolonga más allá, se favorece la formación de bacterias malas.

También el uso de antibióticos y agentes antibacterianos perturba nuestra flora, especialmente se produce un aumento de las cepas específicas de klebsiella, pseudomonas y organismos levaduriformes. Por esa razón es importante, si se utilizan, evaluar bien la dosis, frecuencia y duración de su administración, así como regenerar la flora intestinal durante y después de su uso con productos pre- y próbioticos de calidad. La misma alteración se ha observado debido a tratamientos con quimioterapia y radioterapia.

No es sencillo determinar la eficacia de los probióticos en la salud mediante estudios, pues hay muchas variables como la potencia/concentración de las cepas, así como el tipo específico de bacterias utilizadas. El género Lactobacillus, por ejemplo, está compuesta por más de 90 especies, siendo las más comúnmente utilizadas: L. acidophilus , L. rhamnosus , L. casei , L. bulgaricus , L. plantarum y L. reuteri. La mayoría de los ensayos clínicos presentados hasta la fecha han utilizado mezclas de diversos géneros probióticos, principalmente Lactobacillus spp. en combinación con otros probióticos. Por otro lado, la complejidad aumenta si se tiene que tener en cuenta la biodisponibilidad de las bacterias.

La seguridad del uso de probióticos ha sido demostrada y reconocida por la FDA como productos GRAS (Generally Recognized as Safe). En pocas ocasiones han demostrado tener efectos  adversos graves como  fungemia ( Saccharomyces boulardii ) y sepsis bacteriana ( Riquelme et al, 2003. ; . Land et al, 2005 ).
Aunque los datos clínicos apoyan el uso de prebióticos y los datos experimentales apoyan el uso de probióticos, pocos estudios han investigado el papel de los probióticos en pacientes con diabetes, resistencia a la insulina y la obesidad.

El estudio de Luoto et al. (2010) escogió, al azar, a 159 mujeres que recibieron Lactobacillus rhamnosus GG o placebo de 4 semanas antes del parto esperado, así como también durante los 6 meses después del parto. Las medidas antropométricas de los niños fueron seguidos durante 10 años. La intervención con probióticos perinatal pareció moderar la fase inicial de aumento de peso excesivo (hasta 48 meses), especialmente entre los niños que más tarde tuvieron sobrepeso. 

El estudio de Kadooka et al. (2010), multicéntrico, doble ciego, aleatorizado, controlado con placebo, con un n = 87, con IMC entre 24.2 a 30.7 kg / m 2, y el área abdominal de grasa visceral de 81,2 a 178,5 cm 2, demostró que los parámetros de peso corporal y otras medidas cambiaron significativamente en el grupo activo versus placebo: 4,6% menos de grasa abdominal visceral y 3,3% menos de grasa subcutánea. El grupo activo recibió leche fermentada con Lactobacillus gasseriSBT2055 (activo FM; n = 43) y el grupo placebo leche fermentada sin LG2055 (control FM; n = 44) durante 12 semanas. 

Otras áreas terapéuticas de interés también se están investigando como el uso de probióticos y simbióticos en la disminución de la permeabilidad intestinal y la endotoxemia en pacientes con enfermedad hepàtica, demostrando su papel en la reducción de una endotoxemia metabólica ( Malaguarnera et al., 2010 ). En pacientes con encefalopatía hepática mínima, Liu et al. (2004) también se ha demostrado que el tratamiento con un sinbiótico aumentó significativamente el contenido fecal de especies Lactobacillus no productoras de ureasa a expensas de otras especies bacterianas. Tal modulación de la flora intestinal se asocia con una reducción significativa en los niveles de amoniaco en sangre, la reversión de la encefalopatía y una reducción de la endotoxemia.


GLOSARIO DE APOYO

PROBIOTICOS
Se definen como “alimentos con microorganismos vivos adicionados que permanecen activos en el intestino y ejercen importantes efectos fisiológicos. Ingeridos en cantidades suficientes, tienen efectos muy beneficiosos, como contribuir al equilibrio de la flora bacteriana intestinal del huésped y potenciar el sistema inmunitario” (Schrezenmeir and de Vrese, 2001)

PREBIOTICOS
Se definen como “Ingredientes no digestibles que afectan beneficiosamente al organismo mediante la estimulación del crecimiento y actividad de una o varias cepas de bacterias en el colon, mejorando la salud" (Gibson and Roberfroid, 1995).

SIMBIOTICO
Utilizado cuando el producto contiene tanto prebióticos como probióticos.

MICROFLORA O MICROBIOTA
Universo de diversas bacterias, virus, hongos, levaduras y parásitos que se encuentran en nuestro organismo en su totalidad, siendo la microflora o microbiota intestinal la que engloba las que se encuentran especificamente en nuestro sistema gastrointestinal.

MICROFLORA INTESTINAL EQUILIBRADA
Conjunto de bacterias predominantemente buenas, especialmente vegetarianas, bien comunicadas, que viven en comunidad, con beneficios para nuestra salud como nutrir las células del intestino y tener una buena defensa inmunológica local.

MICROFLORA INTESTINAL DESEQUILIBRADA O DISBIOSIS
Crecimiento de las bacterias malas, carnívoras, desorganizadas, que se atacan unas a otras y también a las células del colon, producen procesos inflamatorios, molestia, irritación. Provocan putrefacción al preferir las proteínas y sus subproductos muy tóxicos y dañinos, así como favorecen las mutaciones celulares del colon.