LA IMPORTANCIA DEL EQUILIBRIO
DE LA FLORA INTESTINAL EN EL DESARROLLO Y PREVENCIÓN DE LA OBESIDAD
Últimas investigaciones confirman que individuos con obesidad
presentan cambios en la composición de su microbiota, siendo la alteración una posible
causa de la misma enfermedad.
La evidencia con modelos animales sugiere que las alteraciones
en la microbiota intestinal en la obesidad conlleva menor gasto energético y
mayor almacenamiento de grasa en el organismo, una alteración en la liberación
de enterohormonas, aumenta la permeabilidad intestinal y la endotoxemia
metabólica.
El tratamiento adecuado con pre- y probióticos puede revertir
los efectos metabólicos relacionados con una microbiota alterada en pacientes
con obesidad. La microbiota intestinal se convierte así en una diana
terapéutica nutricional para el control y prevención de la obesidad y sus
trastornos asociados.
La microbiota intestinal del ser humano se estima que está
formada por 1013 a 1014 microorganismos,
que en su conjunto forman el microbioma, con al menos 100 veces más genes que
el genoma humano (Eckburg et al, 2005; Gill et al, 2006).
La
microflora intestinal de un adulto contiene cientos de millones de bacterias
diferenciadas en más de 400 cepas. Cada bacteria tiene el tamaño de una célula
y forman el 40-50% del peso de las heces.
Cuando
nacemos, el intestino es estéril, pero inmediatamente es colonizado por
bacterias tanto de origen materno como del ambiente y su complejidad aumenta a
medida que se van incorporando alimentos sólidos.
Aún
hoy desconocemos el papel de la microbiota intestinal en la salud y sus
diversas funciones, como la renovación del epitelio intestinal, la inmunomodulación,
la motilidad gastrointestinal y el metabolismo de nutrientes y fármacos. La
microbiota intestinal tiene funciones metabólicas importantes como ayudar a
eliminar las toxinas y sustancias carcinógenas, sintetizar micronutrientes,
fermentar sustancias alimentarias no digeribles, ayudar a absorber determinados
electrolitos y minerales traza, y apoyar al crecimiento y diferenciación de
enterocitos y colonocitos para la producción de ácidos grasos de cadena corta (SCFA; Macfarlane and Macfarlane, 1997; Zoetendal et al., 2001;Ouwehand et
al., 2002; Stappenbeck et al., 2002). Por último, una microbiota
intestinal saludables ayuda a prevenir la colonización por bacterias
patogénicas como son Escherichia coli, Clostridia, Salmonella, y Shigella species.
La composición de la microbiota intestinal del adulto ha sido
bien estudiada, siendo hoy el método metagenómico el considerado el más
adecuado (Eckburg et al., 2005; Gill et al., 2006). Este estudio reconoce las diferentes comunidades microbianas a partir
del análisis de los diferentes genomas que contiene la muestra (fecal), su
secuencia, composición y/o función.
Se
ha observado que predomina la clase Bacteroidetes
y la clase Firminicutes, con más del
90% de la microbiota total, mientras que Actinobacteria,
Proteobacteria y Fusobacteria
representan las clases subdominantes con un 5, 8 y 1%, respectivamente (Candela
et al., 2010).
Phyla
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Representative genera
|
Bacteria
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Firmicutes
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Ruminococcus
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Clostridium
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Peptostreptococcus
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Lactobacillus
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Enterococcus
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Bacteroidetes
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Bacteroides
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Proteobacteria
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Desulfovibrio
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Escherichia
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Helicobacter
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Verrucomicrobia
|
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Actinobacteria
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Bifidobacterium
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Cyanobacteria
|
Synergistes
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Archaea
|
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Euryarchaeota
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Methanobrevibacter
|
Fuente: DiBaise et al., 2008
También
difiere el grupo predominante en los diferentes tramos del intestino, siendo
habitual encontrar Streptococcus en
el yeyuno, y Bacteroidetes y Firmincutes en el ileum distal, colon
ascendente y recto.
La
composición de la flora es única para cada individuo debido a diferentes
factores como la genética, los hábitos alimentarios, el estado de salud
inmunitaria, las infecciones, trastornos gastrointestinales, el uso de
antibióticos y otros fármacos, así como la composición de la flora materna durante
la gestación y lactancia (Ley et al., 2005).
La
relación entre nuestros hábitos alimentarios y la composición de la microbiota
intestinal está más que demostrada, así como sus efectos en las actividades metabólicas de los
microorganismos que la componen.
Últimas
investigaciones han demostrado que las personas con obesidad tienen una
microbiota intestinal diferente en relación con las personas delgadas, y que la
microbiota influye en la absorción de nutrientes y regulación energética del
organismo. Por lo que se cree que el equilibrio de la microbiota intestinal
tiene un papel clave tanto en la prevención como control de la obesidad.
Mecanismo
propuesto donde la alteración de la flora del intestino junto a una dieta alta
en grasa y baja en fibra dietética altera el equilibrio de la microbiota,
promoviendo la endotoxemia metabólica, el aumento del almacenamiento de grasa y
disminuyendo la sensibilidad a la hormona insulina (Cani and Delzenne (2009)
En el desequilibrio de la microflora intestinal más extremo,
podemos desarrollar graves enfermedades digestivas, el crecimiento y desarrollo
de los pólipos, el cáncer de colon y la toxemia corporal en general.
Posibles síntomas de la disbiosis:
-
Meteorismo
-
Hinchazón
-
Gases
-
Heces
malolientes y oscuras
-
Estreñimiento
-
Desarrollo
de un colon irritable
-
Divertículos
-
Pólipos
-
Enfermedad
de Crohn
-
Cáncer de
colon
Después de una comida, los alimentos, nutrientes y derivados,
se demoran unas 36 horas en llegar desde la boca hasta el ano. Si este tiempo
se prolonga más allá, se favorece la formación de bacterias malas.
También el uso de antibióticos y agentes antibacterianos
perturba nuestra flora, especialmente se produce un aumento de las cepas
específicas de klebsiella, pseudomonas y organismos levaduriformes. Por esa
razón es importante, si se utilizan, evaluar bien la dosis, frecuencia y
duración de su administración, así como regenerar la flora intestinal durante y
después de su uso con productos pre- y próbioticos de calidad. La misma
alteración se ha observado debido a tratamientos con quimioterapia y
radioterapia.
No es sencillo determinar la eficacia de los probióticos en
la salud mediante estudios, pues hay muchas variables como la
potencia/concentración de las cepas, así como el tipo específico de bacterias
utilizadas. El género Lactobacillus, por ejemplo, está compuesta por más de 90
especies, siendo las más comúnmente utilizadas: L. acidophilus , L. rhamnosus , L. casei , L. bulgaricus , L. plantarum y L. reuteri. La mayoría
de los ensayos clínicos presentados hasta la fecha han utilizado mezclas de
diversos géneros probióticos, principalmente Lactobacillus spp. en
combinación con otros probióticos. Por
otro lado, la complejidad aumenta si se tiene que tener en cuenta la biodisponibilidad
de las bacterias.
La
seguridad del uso de probióticos ha sido demostrada y reconocida por la FDA
como productos GRAS (Generally Recognized as Safe). En pocas ocasiones han
demostrado tener efectos adversos graves como fungemia ( Saccharomyces boulardii ) y sepsis bacteriana ( Riquelme et
al, 2003. ; . Land et al, 2005 ).
Aunque los datos clínicos apoyan el uso de prebióticos y los
datos experimentales apoyan el uso de probióticos, pocos estudios han
investigado el papel de los probióticos en pacientes con diabetes, resistencia
a la insulina y la obesidad.
El estudio de Luoto
et al. (2010) escogió,
al azar, a
159 mujeres que recibieron Lactobacillus rhamnosus GG o placebo de 4 semanas antes del
parto esperado, así como también durante los 6 meses después del parto. Las medidas antropométricas de los
niños fueron seguidos durante 10 años. La
intervención con probióticos perinatal pareció moderar la fase inicial de
aumento de peso excesivo (hasta 48 meses), especialmente entre los niños que
más tarde tuvieron sobrepeso.
El
estudio de Kadooka et al. (2010), multicéntrico, doble ciego, aleatorizado,
controlado con placebo, con un n = 87, con IMC entre 24.2 a 30.7 kg / m 2, y el área abdominal de grasa visceral de 81,2 a
178,5 cm 2, demostró que los parámetros de peso corporal y
otras medidas cambiaron significativamente en el grupo activo versus placebo: 4,6%
menos de grasa abdominal visceral y 3,3% menos de grasa subcutánea. El grupo activo
recibió leche fermentada con Lactobacillus gasseriSBT2055 (activo FM; n = 43)
y el grupo placebo leche fermentada sin LG2055 (control FM; n = 44)
durante 12 semanas.
Otras
áreas terapéuticas de interés también se están investigando como el uso de
probióticos y simbióticos
en la disminución de la permeabilidad intestinal y la endotoxemia en pacientes
con enfermedad hepàtica, demostrando su papel en la reducción de una
endotoxemia metabólica ( Malaguarnera et al., 2010 ). En
pacientes con encefalopatía hepática mínima, Liu et al. (2004) también
se ha demostrado que el tratamiento con un sinbiótico aumentó significativamente el contenido
fecal de especies Lactobacillus no
productoras de ureasa a expensas
de otras especies bacterianas. Tal
modulación de la flora intestinal se asocia con una reducción significativa en
los niveles de amoniaco en sangre, la reversión de la encefalopatía y una
reducción de la endotoxemia.
GLOSARIO DE APOYO
PROBIOTICOS
Se definen como “alimentos con microorganismos vivos
adicionados que permanecen activos en el intestino y ejercen importantes
efectos fisiológicos. Ingeridos en cantidades suficientes, tienen efectos muy
beneficiosos, como contribuir al equilibrio de la flora bacteriana
intestinal del huésped y potenciar el sistema inmunitario” (Schrezenmeir and de Vrese, 2001)
PREBIOTICOS
Se definen como “Ingredientes no digestibles que afectan
beneficiosamente al organismo mediante la estimulación del crecimiento y
actividad de una o varias cepas de bacterias en el colon, mejorando la salud" (Gibson and Roberfroid, 1995).
SIMBIOTICO
Utilizado
cuando el producto contiene tanto prebióticos como probióticos.
MICROFLORA O MICROBIOTA
Universo de
diversas bacterias, virus, hongos, levaduras y parásitos que se encuentran en
nuestro organismo en su totalidad, siendo la microflora o microbiota intestinal
la que engloba las que se encuentran especificamente en nuestro sistema
gastrointestinal.
MICROFLORA INTESTINAL EQUILIBRADA
Conjunto de
bacterias predominantemente buenas, especialmente vegetarianas, bien
comunicadas, que viven en comunidad, con beneficios para nuestra salud como
nutrir las células del intestino y tener una buena defensa inmunológica local.
MICROFLORA INTESTINAL DESEQUILIBRADA O DISBIOSIS
Crecimiento de
las bacterias malas, carnívoras, desorganizadas, que se atacan unas a otras y
también a las células del colon, producen procesos inflamatorios, molestia,
irritación. Provocan putrefacción al preferir las proteínas y sus subproductos
muy tóxicos y dañinos, así como favorecen las mutaciones celulares del colon.
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