sábado, 1 de enero de 2011

Los Xenobióticos como el Bisfenol-A

"Xeno" deriva del griego y quiere decir "extraño" mientras que "bio" significa "vida". La mayoría han aparecido en el medio ambiente durante los últimos 100 años y son compuestos sintetizados por el hombre en el laboratorio. No obstante hoy en día también se agrupan en esta categoría los compuestos de origen natural, que nuestro organismo metaboliza y acumula.

El consumo de fármacos, las emociones negativas, dietas con un alto índice glicémico, dietas acidificantes o dietas pobres en frutas y verduras, el consumo de metales pesados, el estrés crónico y otros factores acaban por perjudicar aún más el proceso natural de detoxificación.



La sobreexposición que sufrimos a toxinas y químicos afecta a nuestra habilidad genética por detoxicar nuestro organismo, al mismo tiempo que agota nuestra reserva de nutrientes necesarios para ese proceso.


Por lo que podemos deducir que estamos constantemente expuestos a ellos y que la mayor parte de la población no es capaz de desintoxicar adecuadamente su organismo, con la aparición de las diversas enfermedades consecuentes que eso conlleva.



Las toxinas principalmente se acumulan en el tejido adiposo, concretamente en las membranas celulares, así como en el tejido mamario y en el cerebro.

Los efectos nocivos de los xenobióticos son diversos. Perjudican la síntestis de proteínas, lípidos y hasta de glutatión. Además, las toxinas alteran la estructura de las membranas celulares, la producción de energía desde las mitocondrias y el funcionamiento del núcleo celular. Por último, afectan la señal endocrina/hormonal, como es el caso de citoquinas, eicosanoides, canal de calcio y neurotransmisores).

Está demostrado que los xenobióticos tienen la capacidad de atravesar la barrera placentaria en mujeres gestantes, llegando así al bebé en desarrollo.

Los efectos dañinos se magnifican durante el desarrollo del feto y en la infancia del niño.
El Bisfenol-A (BPA) es utilizado en las latas de conservas como revestimiento, para prevenir la corrosión y la contaminación de la comida. También es utilizado en frascos plásticos y mamaderas, de esta forma el policarbono es transparente e irrompible. Cuando a estos frascos y mamaderas se les agrega agua caliente y luego se les permite enfriarse la tasa de liberación de BPA de estos envases aumenta 55 veces.

Últimas investigaciones demuestran también su presencia en las tarjetas de crédito y de compra, que derivan de “carbon-less paper” y están cubiertas de BPA polvo con capacidad para ser absorbido por las manos, alimentos y otras superficies, de forma más rápida y peligrosa.


El BPA se ha relacionado con la enfermedad cardiovascular, la diabetes tipo 2 y anormalidades enzimáticas a nivel hepático, además de ser considerado un xeno-estrógeno. Al tener una estructura similar a los estrógenos, se unen y activan los receptores estrogénicos, interfiriendo así en el desarrollo sexual durante la pubertad y asociándose al declive de la función sexual masculina. Además se cree que perjudica al correcto funcionamiento del sistema nervioso central, riñón, sistema reproductivo y DNA (material genético celular).


El BPA ha demostrado tener la habilidad de unirse al receptor glucocorticoide de la misma forma que lo hace el cortisol natural, produciendo efectos similares a este, lo que aumenta riesgo de padecer resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y obesidad.

Su uso continuado es un asunto de intenso debate, con la opinión científica dividida.
En enero del 2010, la FDA anunció que la sustancia era segura en los niveles de exposición actuales, pero recomendó que los niños y las mujeres embarazadas redujeran su exposición y solicitó a la indústria desarrollar materiales libres de BPA para su uso en materiales en contacto con alimentos.
El organismo EFSA (European Food Safety Agency) mantiene el TDI (Tolerable Daily Intake) en 0,05 mg/kg/peso corporal (octubre 2010). EFSA defiende que a pesar que algunos estudios con animales expuestos a BPA durante su desarrollo los niveles utilizados están muy por debajo del TDI y que no hay riesgo para la salud humana. Además el organismo desestimó la preocupación sobre su supuesta toxicidad neuroconductual en el Stump study (el gobierno danés prohibió a principios del 2010 su uso en productos que tuvieran contacto con niños citando su incertidumbre en la capacidad de aprendizaje y la memoria.

No obstante estudios recientes en la revista Reproductive Toxicology, sugieren que los seres humanos pueden haber estado expuestos a diez veces los niveles de BPA, considerados seguros por las agencias de seguridad ambiental. Si es cierto que los seres humanos metabolizan el BPA a mayor velocidad que los roedores, como sugieren recientes estudios, entonces el nivel de exposición diaria debe ser mayor para alcanzar los niveles detectados en las muestras de suero humano.


Los datos de la CDC han demostrado que el 93% de 2.157 personas de entre seis hasta ochenta y cinco años, muestran productos metabólicos detectables de BPA en la orina. Los niveles son más altos en los niños que en los adolescentes y en los adolescentes más altos que en los adultos. Se ha demostrado también que el BPA disminuye la fertilidad en ratones hembra, siendo los efectos del BPA permanentes, aún luego de pequeños períodos de exposición. Además no necesita permanecer en el cuerpo para tener efecto.

El Ministerio de Salud de Canadá ha sido el primer país en afirmar públicamente que el BPA es tóxico y perjudicial para la salud y para el medio ambiente (octubre 2010).



Por otro lado, el aumento de la preocupación de los consumidores sobre los posibles riesgos del BPA ha llevado a las compañías a evitar su uso, según un reciente estudio de Green Century (2009). El estudio Seeking Safer Packaging revisó el empaque de algunas empresas como Hain Celestial, H.J. Heinz y ConAgra (que recibieron el grado "A" por tener ya algunos productos libres de BPA y tener la intención de eliminarlo de todos sus productos), la empresa General Mills (que obtuvo grado "B+" por buscar una alternativa para su línea de tomates envasados pero no tener aún considerada una solución para el resto de productos) y empresas como Coca-Cola, Del Monte, Kraft y Wal-Mart (que obtuvieron una "F" por no tener ni siquiera considerado el tema para una implementación en un futuro próximo.

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